Fuentes:
ONUSIDA. https://www.unaids.org
Centros para el control y la prevención de las enfermedades de los Estados Unidos. https://www.cdc.gov
Organización Panamericana de la Salud. https://www.paho.org
Ministerio de Salud y Protección Social.
Si el tratamiento antirretroviral es efectivo y el virus está totalmente suprimido, no puedes transmitir el VIH a otros.
Por este motivo, se recomienda controlar la supresión de la carga viral como parte del cuidado continuo para las personas que viven con el VIH.
Sí, puedes tener más de una enfermedad de transmisión sexual al mismo tiempo. Cada infección precisa su propio tratamiento. No te puedes volver inmune a las infecciones de transmisión sexual. Puedes contraer la misma infección una y otra vez.
Muchos hombres y mujeres no presentan síntomas tempranos la primera que se contagian de una infección de transmisión sexual. Sin embargo, pueden transmitir la infección a su pareja sexual.
No se puede saber si una persona tiene el VIH solo por mirarla. Una persona infectada por el VIH puede tener un aspecto sano y sentirse bien y, aun así, transmitirte el virus.
La prueba del VIH es la única forma de averiguar si una persona está infectada por el VIH.
No. Cualquier persona que mantenga relaciones sexuales sin protección, comparta equipos de inyección o reciba una transfusión de sangre contaminada puede infectarse por el VIH.
Los bebés también pueden contagiarse del VIH a través de sus madres durante el embarazo, el trabajo de parto, después del alumbramiento o a lo largo de la lactancia.
El VIH no se transmite por el contacto diario en ambientes sociales, en los colegios y en el lugar de trabajo.
No puedes contraer el virus por estrechar las manos o abrazar a alguien, utilizar el mismo baño o beber del mismo vaso que una persona que vive con el VIH.
No hay ninguna prueba que indique el VIH pueda transmitirse por la práctica deportiva.
El VIH no se transmite por picaduras de mosquitos ni de otros insectos.
Incluso si el virus entra en un mosquito o en otro insecto que chupe o pique, no se puede reproducir en el insecto. Puesto que el insecto no puede ser infectado por el VIH, tampoco puede transmitirlo al siguiente humano del que se alimente o al que pique.
Un resultado negativo significa que no se encontraron anticuerpos para el VIH en tu sangre en el momento de realizar la prueba. Si tu resultado es negativo, asegúrate de que lo siga siendo aprendiendo hechos sobre la transmisión del VIH y evitando comportamientos de riesgo.
Sin embargo, aún hay una posibilidad de estar infectado por el virus, puesto que tu sistema inmunitario necesita hasta tres meses para producir los anticuerpos suficientes como para reflejar una infección en el análisis de sangre. Se aconseja repetir la prueba más adelante y, en ese intervalo de tiempo, adoptar las medidas necesarias para evitar cualquier posible transmisión. Durante el periodo silente, la persona es muy contagiosa, por lo que deberían tomarse medidas para evitar toda posible transmisión.
Gracias a los nuevos tratamientos, las personas que viven con el VIH ahora pueden disfrutar de vidas largas y sanas.
Es muy importante que te asegures de que tu médico sabe cómo tratar el VIH. Un profesional de la atención sanitaria o un asesor formado en materia de VIH pueden aconsejarte y ayudarte a buscar el médico adecuado.
Todas las personas que se someten a una prueba del VIH deben entregar previamente un consentimiento informado. Los resultados de la prueba son absolutamente confidenciales.
Hay distintos tipos de pruebas disponibles:
Prueba del VIH confidencial:
Los profesionales médicos que se encargan de la prueba del VIH guardan el resultado de esta de manera confidencial en el historial médico. Los resultados no se pueden compartir con ninguna otra persona a menos que haya un permiso escrito por parte de la persona a la que se realiza la prueba.
Test del VIH anónimo:
El nombre de la persona que se somete a la prueba no se utiliza para vincularla a la prueba. En vez de ello, a la prueba se le asigna un número o un código que permite a la persona que se realiza la prueba recibir sus resultados. No se conserva ningún registro que relacione a la persona con la prueba.
Se promueve la confidencialidad compartida, la cual hace referencia a la confidencialidad que se comparte con otros, entre quienes están los miembros de la familia, los seres queridos, los cuidadores y los amigos de confianza. Sin embargo, también se ha de tener cuidado al revelar los resultados, pues ello podría llevar a la discriminación en el entorno sanitario, profesional y social.
La confidencialidad compartida va, por tanto, a discreción de la persona que se someterá a la prueba.
Aunque los resultados de la prueba del VIH deberían ser confidenciales, otros profesionales como los asesores y los trabajadores de los servicios sanitarios y sociales podrían necesitar conocer el estatus seropositivo de la persona para proporcionarle la atención precisa.
Puedes realizarte las pruebas del VIH en muchos lugares: en la consulta de un médico privado, en un departamento de salud local, en hospitales, en clínicas de planificación familiar y lugares abiertos específicamente para hacer pruebas del VIH. Intenta siempre realizarte las pruebas en un lugar que ofrezca asesoramiento con relación al VIH.
También puedes realizarte las pruebas en casa utilizando un autotest para detectar el VIH. Sin embargo, en caso de que el test dé positivo, deberías ir a ver a tu proveedor de atención sanitaria para confirmar el diagnóstico y buscar el tratamiento adecuado. Ver programación Proyecto
Conocer tu estado serológico tiene dos beneficios vitales. En primer lugar, si estás infectado por el VIH, puedes empezar el tratamiento enseguida, por lo que potencialmente puedes alargar tu vida muchos años.
En segundo lugar, si sabes que estás infectado, puedes adoptar todas las precauciones necesarias para evitar contagiar el VIH a otras personas. Si no estás infectado por el VIH, puedes aprender cómo protegerte del VIH en el futuro.
Por lo general, se recomienda esperar tres meses después de una posible exposición antes de realizar las pruebas del VIH. Aunque la prueba de anticuerpos contra el VIH es muy sensible, hay un periodo silente de hasta dos meses, en función de la prueba en concreto que se utilice. Este es el periodo entre la infección por el VIH y la aparición de los anticuerpos detectables para el virus. En el caso de las pruebas anti-VIH más sensibles que actualmente se recomiendan, el periodo silente ronda las tres semanas.
Este periodo podría ser más largo si se utilizaran pruebas menos sensibles.
Durante el periodo silente, las personas infectadas por el VIH no tienen anticuerpos en su sangre que puedan ser detectados por una prueba del VIH. Sin embargo, la persona podría tener ya altos niveles de VIH en sus fluidos corporales, como son la sangre, el semen, los fluidos vaginales y la leche materna. Durante este periodo silente el VIH puede transmitirse a otra persona, incluso aunque una prueba del VIH no muestre que la persona ha contraído el virus.
Una prueba del VIH es una prueba que revela si una persona ha sido infectada por el VIH. Las pruebas del VIH más utilizadas detectan los anticuerpos producidos por el sistema inmunitario en respuesta al VIH, puesto que son mucho más fáciles (y más baratos) de detectar que el propio virus. Los anticuerpos son producidos por el sistema inmunitario en respuesta a una infección.
La mayoría de las personas tarda un mes en desarrollar estos anticuerpos. Los anticuerpos se pueden hallar en la sangre o en fluidos orales.
El empleo de medicinas antirretrovirales en una combinación de tres medicinas ha demostrado reducir drásticamente las enfermedades y las muertes relacionadas con el sida. Si bien no es una cura para el sida, la terapia antirretroviral de combinación ha permitido a las personas que viven con el VIH vivir más tiempo, estar más sanas y llevar vidas más productivas, al reducir la viremia (la cantidad de VIH en la sangre) y aumentar el número de células CD4 positivas (glóbulos blancos esenciales para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario).
Para que el tratamiento antirretroviral sea efectivo durante un largo tiempo, es necesario combinar distintas medicinas antirretrovirales. Esto es lo que se conoce como terapia de combinación.
El término terapia antirretroviral de alta potencia se utiliza para describir una combinación de tres o más medicinas anti-VIH.
Si una medicina se toma aislada, se ha visto que, en un tiempo, los cambios en el virus le permiten hacerse resistente a la medicina. Así, la medicina deja de ser efectiva y el virus empieza a reproducirse como antes. Al tomar juntas dos o más medicinas, se reduce sustancialmente la velocidad a la cual se genera la resistencia.
Las medicinas antirretrovirales deberían tomarse únicamente cuando sean prescritas por un profesional de la atención sanitaria.
En el interior de una célula infectada, el VIH produce nuevas copias de sí mismo que después continúan infectando a otras células sanas dentro del cuerpo. Cuantas más células infecte el VIH, mayor será su impacto en el sistema inmunitario (inmunodeficiencia).
Las medicinas antirretrovirales enlentecen la replicación y, por consiguiente, la expansión del virus dentro del cuerpo al interferir en su proceso de replicación de diferentes maneras.
Inhibidores nucleósidos de transcriptasa inversa:
El VIH necesita una enzima denominada transcriptasa inversa para generar nuevas copias de sí mismo. Este grupo de medicinas inhibe la transcriptasa inversa al evitar el proceso que replica el material genético del virus.
Inhibidores no nucleósidos de la transcriptasa inversa:
Este grupo de medicinas también interfieren en la replicación del VIH al unirse a la enzima de transcriptasa inversa. Esto evita que la enzima siga funcionando y detiene la producción de nuevas partículas de virus en las células infectadas.
Inhibidores de la proteasa:
La proteasa es una enzima digestiva que es necesaria en la replicación del VIH para generar nuevas partículas de virus. Descompone las proteínas y las enzimas de las células infectadas, las cuales luego continúan infectando otras células. Los inhibidores de la proteasa evitan esta descomposición de las proteínas y, de este modo, enlentecen la producción de nuevas partículas de virus.
Otras medicinas que inhiben otras fases en el ciclo del virus (como la entrada del virus y la fusión con una célula no infectada) se están actualmente probando en juicios clínicos.
Para tratar la infección por el VIH, se utilizan medicinas antirretrovirales. Funcionan contra la infección por el VIH bloqueando la reproducción de VIH en el cuerpo. Cuando una persona que vive con el VIH sigue un tratamiento antirretroviral efectivo, no vuelve a contagiar.
No existe una cura para el VIH. Sin embargo, hay un tratamiento efectivo el cual, si se empieza de manera inmediata y se toma regularmente, hace que la persona que vive con el VIH tenga una vida de calidad y una esperanza de vida similar a la esperada en el caso de las personas que no han contraído el virus.
Los trabajadores de la salud deberían adoptar las siguientes precauciones universales. Las precauciones universales son directrices para controlar la infección desarrolladas para proteger a los trabajadores sanitarios y a sus pacientes de la exposición a enfermedades transmitidas a través de la sangre y de determinados fluidos corporales.
Entre las precauciones universales se incluyen:
Además, se recomienda que todos los trabajadores de la atención sanitaria tomen precauciones para evitar heridas causadas por agujas, bisturíes y otros instrumentos o aparatos afilados. De acuerdo con las precauciones universales, la sangre y otros fluidos corporales de todas las personas se consideran como infectados por el VIH y otros posibles virus, independientemente del estatus conocido o supuesto de la persona.
La transmisión del VIH de una madre que vive con el VIH a su bebé se puede producir durante el embarazo, durante el trabajo de parto, tras el alumbramiento y a lo largo de la lactancia. De no intervenir, aproximadamente entre el 15 y el 30 % de las madres que viven con el VIH transmitirán a sus hijos la infección durante el embarazo y el parto. La lactancia materna aumenta el riesgo de transmisión alrededor de un 10-15 %.
Este riesgo depende de factores clínicos y podría variar en función del patrón y la duración de la lactancia.
Se ha progresado mucho en lo referente a la reducción del número de niños que nacen con el VIH. El riesgo de que una mujer que vive con el VIH transmita el virus a su bebé se puede reducir hasta un 5 % o menos si se administra un tratamiento antirretroviral efectivo durante el embarazo, el parto y la lactancia.
La prevención primaria de nuevas infecciones por el VIH entre mujeres en edad de tener hijos, junto con el acceso temprano al cuidado prenatal y a las pruebas del VIH, resultan claves para la estrategia, además del animar a las mujeres que viven con el VIH a seguir de por vida con el tratamiento por el bien de su propia salud (la estrategia Opción B+).
El diagnóstico temprano en bebés resulta esencial para identificar el estatus serológico de los bebés y mejorar los programas de tratamiento y prevención, puesto que las tasas más altas de mortalidad se producen entre las seis semanas y los cuatro meses de edad en los niños que han adquirido la infección por el VIH.
Los usuarios de drogas inyectables pueden dar ciertos pasos para reducir sus riesgos y los riesgos para la salud pública:
La profilaxis pos exposición consiste en medicación, pruebas de laboratorio y servicios de asesoramiento. Este tratamiento debe iniciarse a las pocas horas de la posible exposición al VIH y debe continuar durante un periodo de aproximadamente cuatro semanas.
La investigación sugiere que, si la medicación se inicia rápidamente tras una posible exposición al VIH (lo ideal es que sea en las dos horas siguientes y que no se superen las 72 horas posteriores a la exposición), será beneficioso para evitar la infección por el VIH.
La PrEP reduce la probabilidad de contraer el VIH, pero no previene otras infecciones de transmisión sexual ni el embarazo. Los condones pueden ayudar a prevenir ciertas infecciones de transmisión sexual y el embarazo.
Es un medicamento que reduce de forma significativa sus probabilidades de contraer el VIH a través de las relaciones sexuales o el consumo de drogas inyectables. Es para las personas que no tienen VIH.
Algunas personas presentan efectos secundarios, como diarrea, náuseas, dolor de cabeza, fatiga y dolor de estómago. Estos efectos secundarios suelen desaparecer con el tiempo. Sin embargo, debería hablar con su médico sobre los efectos secundarios que sean intensos o que no desaparezcan.
Conozca si usted es candidato para este tratamiento https://tecuidamos.com.co/formulario/formulario-prep/15
Los preservativos cuya calidad está asegurada son los únicos productos actualmente disponibles para proteger de las infecciones sexuales por el VIH y de otras infecciones de transmisión sexual. Cuando se usan de forma adecuada, los preservativos resultan un medio probado y efectivo para prevenir la infección por el VIH entre mujeres y hombres.
Para conseguir el efecto protector de los preservativos, deben utilizarse correcta y consistentemente. Su uso incorrecto puede conducir al deslizamiento o la rotura del preservativo y, por tanto, disminuye su efecto protector.
El sexo seguro implica tomar precauciones para evitar la potencial transmisión o adquisición de infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, durante los encuentros sexuales. Utilizar preservativos de manera correcta y consistente durante el sexo es sexo seguro, como también lo es el sexo oral y el sexo sin penetración, al igual que la toma de profilaxis previa a la exposición cuando la persona corre el riesgo de contraer el VIH o el tener una carga viral indetectable si vives con el VIH.
La transmisión sexual del VIH se puede evitar mediante:
Lo mejor para una persona que vive con el VIH es evitar infectarse con una cepa distinta del virus. Por ello, se debería seguir el consejo de la pregunta 11, excepto lo referente a la profilaxis preexposición, pues esta nunca es usada por las personas que viven con el VIH.
Tener sexo con una persona que vive con el VIH es seguro si el virus está totalmente suprimido por el tratamiento. El sexo también es seguro si el preservativo se utiliza adecuadamente o si estás siguiendo un tratamiento de profilaxis preexposición de acuerdo con las recomendaciones de tu proveedor de atención sanitaria.
Cualquier tipo de corte que se realice con un objeto sin esterilizar, como es una maquinilla o un cuchillo, puede transmitir el VIH. Compartir maquinillas no es aconsejable a menos que se esterilicen completamente después de cada uso.
Sí existe un riesgo de transmisión del VIH si los instrumentos contaminados no se esterilizan o se comparten con otros. Los instrumentos pensados para penetrar en la piel deberían utilizarse una vez y después ser desechados o limpiados a fondo y esterilizados.
Los besos en la boca no entrañan ningún riesgo para la transmisión del VIH. No hay ninguna prueba que sugiera que el virus se pueda transmitir por medio de la saliva al besar.
El VIH se puede transmitir a través de la penetración anal o vaginal, mediante transfusiones de sangre, al compartir agujas contaminadas en centros de atención sanitaria, por inyecciones de drogas y entre madre e hijo durante el embarazo, el nacimiento y la lactancia.
Transmisión sexual
El VIH se transmite mediante prácticas sexuales en las que haya penetración. El VIH no se transmite de manera muy eficiente, por lo que el riesgo de infección en un único contacto sexual con penetración vaginal es bajo. Según los expertos, el sexo anal presenta un riesgo de contagio diez veces más elevado que el sexo vaginal. Una persona con una infección de transmisión sexual no tratada, particularmente si presenta úlceras o secreciones, tiene, de media, de seis a diez veces más posibilidades de contraer el VIH durante la relación sexual.
El sexo oral se considera una actividad sexual de bajo riesgo en lo referente a la transmisión del VIH.
Transmisión por compartir agujas y jeringas
El reutilizar o compartir agujas o jeringas supone una forma muy eficiente de transmitir el VIH. El riesgo de transmisión se puede reducir sustancialmente entre las personas que se inyectan drogas si siempre utilizan agujas y jeringas desechables nuevas o si todas las agujas/jeringas se esterilizan de manera adecuada antes de su uso. La transmisión en centros de atención sanitaria se puede reducir si los trabajadores sanitarios se adhieren a las precauciones universales.
Transmisión de madre a hijo
El VIH se puede transmitir a un niño durante el embarazo, el trabajo de parto, el alumbramiento y la lactancia. Por lo general, hay un riesgo de un 15-30 % de que una madre contagie a su bebé antes y durante el parto. Son distintos los factores que influyen en el riesgo de infección, sobre todo la carga viral de la madre en el momento del nacimiento (cuanto mayor es la carga, mayor es el riesgo). La transmisión de madre a hijo tras el nacimiento puede también ocurrir durante la lactancia. La probabilidad de transmitir el VIH a un niño es muy baja si la madre está en tratamiento antirretroviral durante el embarazo y la lactancia.
Transmisión por transfusión sanguínea
Hay un alto riesgo (superior al 90 %) de contraer el VIH mediante una transfusión con sangre o productos sanguíneos infectados. Sin embargo, la aplicación de estándares de la práctica transfusional garantiza la provisión de sangre y de productos sanguíneos seguros, adecuados y de buena calidad para todos los pacientes que necesiten ser transfundidos. La seguridad sanguínea implica realizar pruebas de detección del VIH y patógenos transmitidos por la sangre, así como llevar a cabo una adecuada selección de donantes.
El VIH se puede encontrar en fluidos corporales como la sangre, el semen, los fluidos vaginales y la leche materna.
El tiempo puede variar ampliamente en función de la persona. Entre el contagio del VIH y el desarrollo de los primeros síntomas de sida puede haber entre 10 y 15 años, a veces más, y a veces menos. La terapia antirretroviral puede evitar el desarrollo del sida al reducir la carga viral en un cuerpo infectado (véase la pregunta 26).
El término sida se refiere a las etapas más avanzadas de la infección por el VIH. La mayoría de las personas infectadas por el VIH, si no se tratan, empiezan a mostrar síntomas de sida a los ocho o diez años.
El sida se identifica con la base de ciertas infecciones. La enfermedad del VIH en su fase 1 es asintomática y no se considera sida. La fase II (incluye leves candidiasis e infecciones frecuentes del tracto respiratorio superior), la fase III (incluye diarrea crónica sin explicación que persiste más de un mes, varias infecciones bacterianas y tuberculosis pulmonar) y la fase IV de la enfermedad del VIH (incluye toxoplasmosis cerebral, candidiasis de esófago, tráquea o pulmones y sarcoma de Kaposi) se emplean como indicadores del sida. La mayor parte de estas afecciones son infecciones oportunistas fácilmente tratables en personas sanas.
La mayoría de las personas infectadas por el VIH no saben que han contraído el virus. Inmediatamente después de la infección algunas personas presentan algo similar a una mononucleosis infecciosa (acompañada de fiebre, sarpullido, dolor articular y ganglios linfáticos inflamados), que ocurre en el momento de la seroconversión. La seroconversión hace referencia al desarrollo de anticuerpos contra el VIH y habitualmente se produce entre uno y dos meses después de haber contraído la infección.
Si bien la infección por el VIH a menudo no causa ningún síntoma, una persona que acaba de contraer el virus puede contagiarlo a otra persona. Para saber si se ha contraído el VIH, hay que realizar una prueba del VIH.
La infección por el VIH causa el agotamiento y el debilitamiento progresivos del sistema inmunitario. Ello lleva a una mayor susceptibilidad del cuerpo a infecciones y cánceres y puede conducir al desarrollo del sida.
Sida significa síndrome de inmunodeficiencia adquirida y define la serie de síntomas e infecciones que van asociados a la deficiencia adquirida del sistema inmunitario. La infección por el VIH se considera la causa subyacente al sida.
El nivel de inmunodeficiencia y la aparición de determinadas infecciones se utilizan como indicadores para saber si la infección por el VIH ha evolucionado y causado el sida.
VIH significa virus de inmunodeficiencia humana. El VIH es un retrovirus que infecta las células del sistema inmunitario humano (principalmente las células T CD4 positivas y los macrófagos, ambos componentes clave del sistema inmunitario celular), de manera que destruye o daña su función. La infección por este virus lleva a la progresiva reducción del sistema inmunitario, lo que se traduce en la inmunodeficiencia.
El sistema inmunitario se considera deficiente cuando pierde su capacidad de luchar contra las infecciones y las enfermedades. Las personas con inmunodeficiencia son mucho más vulnerables a un amplio número de infecciones y cánceres, la mayoría de los cuales son raros entre personas sin inmunodeficiencia. Las enfermedades asociadas a una inmunodeficiencia grave se consideran infecciones oportunistas (Tuberculosis), puesto que se aprovechan de un sistema inmunitario debilitado.